Aquí os presento un mural que realicé en mi taller, que puesto que era un local totalmente blanco me pedía a gritos que le diera una nota de color. Mi reto fue el siguiente: quería pintar algo que fuera a la vez clásico y a la vez moderno… Lo que se me ocurrió fue pintar una vidriera germano clásica, un dibujo preciso con cierta riqueza de color, pero colores muy básicos y tintas planas. Como para dar color a los vidrios se utilizaba Óxido de Cobre (I) y Óxido de Cobalto (II) pues con ellos me pongo a pintar en la pared. Diluyendo la pintura al silicato consigo cierta transparencia, que es justo lo que quería para dar el efecto de vidrio que deja pasar la luz. Una vez aplicado el color, realzo con trazos de grisalla. Ya con el trabajo a medias, me planteo que los trazos negros, es decir los “plomos” que delimitan las figuras y aíslan los diferentes colores debería pronunciarlos. Y en un destello de originalidad me planteo alargarlos verticalmente de manera que se convierten en un actual código de barras debajo de la vidriera.
Me hechiza este mural, y tengo la suerte de que lo tengo en mi lugar de trabajo con lo que lo disfruto continuamente; creo que nunca me cansaré de mirarlo. Aprovecho para contaros una curiosidad, uno de mis artistas predilectos del siglo XX Marc Chagall, que seguro que todos conocéis, ¡diseñaba cartones para confeccionar vitrales!
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